Qué tarde-noche tan mágica hemos tenido en el Benedetti, hay
tanto que contaros... Iremos por partes:
Afortunadamente el clima ha acompañado a nuestro esperado
enlace entre Don Piñón y Doña Castaña. Los novios, se han hecho esperar pero
han llegado con sus mejores galas y su cortejo de hojas secas, piñas, bellotas,
calabazas, zombis, diablillos, dráculas, princesas arañas... El acto lo
oficiaba nuestra elfa celta que nos ha obsequiado con una ceremonia de saludo a
los puntos cardinales que ya de paso ha espantado a todos los malos espíritus.
Entre la parejita se respiraba la ternura, os dejamos el
reportaje gráfico porque no tiene desperdicio... La novia con una sonrisa
radiante, el novio apenas podía contener la emoción (por cierto, ambos lucían
un modelo Giacomo Lucatis, en tonos vegetales, que realzaba sus figuras marrones)
y por supuesto, las caras de los asistentes que reflejan claramente la
solemnidad del evento. El acto ha finalizado con una lluvia de hojas secas
sobre los recién casados... Ya nos irán contando sus peripecias aunque yo sigo
bastante intrigada sobre qué fruto saldrá de la unión de un piñón y una
castaña...
Mientras, alumnas de sexto y sus familias han desplegado un
mercado de variedades con exóticos y diversos productos. Debido a la juventud
de la concurrencia, pronto se han agotado las existencias de juguetes pero no
os preocupéis lectores, en próximas convocatorias regresarán con más mercancías
y ofertas. Por cierto, ¿alguien se ha quedado sin su papeleta para el sorteo de
la bici?
Luego ha venido el concurso de galletas, ¡qué galletas!, y
¡qué jurado! Han tenido una labor muy complicada pues la competencia ha sido
dura. Los jóvenes han paladeado con gusto y con calma y han elegido ganador a
la galleta más sabrosa y a la de mejor presentación. Me temo que los ganadores,
ganar, no han ganado mucho, eso sí, los que hemos logrado participar de la
degustación ¡sí que nos hemos llevado el premio!
Nuestros jóvenes asistentes podían entretenerse, mientras
tanto, con los talleres variados que se ofertaban sobre el otoño, podían crear
sus propios animales, decorar piñas o jugar al fútbol con las mismas (creo que
en sí, este taller no estaba en oferta, pero ha triunfado).
Finalmente hemos podido compartir una merienda de traje (yo
traje esto, tú aquello) y de etiqueta, regada por los dulces zumos del AMPA de
un buqué especial, cafés, cola caos, refrescos... entre risas y gritos y mucha
diversión.
Deseando volver a compartir otra tarde mágica con todos
vosotros, nos despedimos ¡¡HASTA PRONTO!!