domingo, 27 de mayo de 2018

Tarde de ciencia


El tiempo nos dio tregua el viernes para que nuestros científicos pudieran desplegar todos sus instrumentos y conocimientos y nos hicieran disfrutar de su ingenio y creatividad. Pudimos pasar en rotación por cinco experimentos diferentes y espectaculares:

- Electricidad electroestática:

Crearon un átomo con la participación estelar de Don Protón, Doña Electrona y Doña Neutrona, hicieron carreras de latas con globos, movieron papelitos, encendieron una bombilla fluorescente con una bola de plasma de Tesla, que además reacciona con la voz... Ya sabéis, magia. Algo explicó nuestra intrépida científica y su joven ayudante del fundamento científico que lo explicaba, pero como llevaba puestos mis ojos de niña, sólo disfruté...

- Las ondas y la música

Nuestra encantadora guía nos transportó por la magia de las ondas.

Nos mostró distintos tipos de diapasones y el sonido que emitían en función de su altura.

Conocimos un curioso instrumento que simulaban el sonido del mar.

Y nos hizo una demostración del sonido que producían diferentes cuencos tibetanos deslizando un martillo por la superficie. Nos mostraba la fuerza de la vibración que se producía, que hasta hacía levantarse el agua que contenía.

Y sobrepasado el primer momento de asombro, cómo disfrutaban los pequeños científicos con la percusión.

Nos explicó además el funcionamiento del oído humano ilustrándolo con una caracola.

- Los bichos de la charca

Nuestra tercera científica y naturalista traía la maleta más curiosa, llena de tubos de ensayo, eppendorf, microscopios, lupas y portaobjetos llenos de cosas extraordinarias.

Nos encantó a pequeños y mayores porque no estamos acostumbrados a poder manipular este tipo de instrumentos, pero menos aún a poder ver aumentados de esa manera anisakis, pulgas de agua, pupas de larvas de la podredumbre, verdín de la charca, patas de insectos, drosófilas y mil pequeñas maravillas más.

La joven concurrencia ávida de conocimientos pedía más y más. Para la próxima, esta actividad tendrá que ir precedida de una expedición para la nueva recogida de muestras...

- Taller de mezclas (slime)

Este fue el que más éxito tuvo entre la joven concurrencia, según la encuesta demoscópica que pudimos realizar a posteriori... No hay nada como mezclas asquerosas y pegajosas que además te puedes llevar a casa para robar el protagonismo al resto de experimentos. No sé qué contó nuestro investigador sobre polimerización y demás fundamentos, pero vamos, que todos encantados y los niños deseando hacerlo en casa.

- Taller de mezclas (volcanes)

No puede haber un taller de experimentación de reacciones químicas sin el archifamoso volcán de vinagre y bicarbonato, pero explíqueme usted cómo se lo fundamenta a una joven audiencia de 3, 4, 5 años... Aquí nuestra científica loca hizo un despliegue de originalidad y simpatía para conquistarlos a todos. Alguno se quedó un poco inquieto con aquello de que la levadura estaba viva y era un hongo y no le quitaba ojo al vaso que la contenía, pero eso sí: todos mezclaron, todos tocaron, todos participaron y lo pasaron fenomenal.

Gracias a esas mamás y papás, que con sus originales ideas y su cariño construyeron una tarde mágica y muchísimas gracias a todos los participantes por su entrega y su fidelidad y además porque lo pasamos fenomenal, nos divertimos mucho y aprendimos un montón.

Ya hay ideas para una nueva entrega, el curso que viene sin duda ¡MÁS!













lunes, 21 de mayo de 2018

¡Primicia en exclusiva! La compañía de ópera “Mar de Colores”...


ESTRENAN SU ÓPERA EL 7 DE JUNIO EN EL TEATRO REAL

¡Un marco incomparable para un equipo increíble!

Pero... ¿Conocéis la compañía “Mar de Colores”? Os los presento: está compuesta por los estudiantes de 4ºA y son un conjunto de chavales que acompañados de su tutora Aurora, su profes de música, Carlos y el secretario del centro y también profe de música, Pedro, se han embarcado en la creación de una compañía y en la producción de una ópera. 



La obra está creada íntegramente por los chicos y chicas: ellos son los responsables.

Podéis visitar su página Web a través del código QR que ellos mismos han elaborado. Nos cuentan quiénes son y qué proceso han seguido.



Como ya os imaginaréis, esto es LOVA (La Ópera como Vehículo de Aprendizaje) y en este proceso el fin último no es la obra en sí. El objetivo es el camino que recorren juntos para lograrlo: la cantidad de destrezas cognitivas, sociales y emocionales que desarrollan a través del reto de crear una ópera. Es un proyecto educativo integral de gran valor. 

He compartido un par de días con ellos y os cuento lo que he podido ver:

Me reciben Miriam y Alma, directora y regidora respectivamente para sumergirme en el “Mar de Colores”.




Lo primero que me cuentan es que efectivamente lo hacen todo ellos, y que “los profes son 3 espectadores más” pero luego empiezan a hablarme de retos: el reto de la silla, el reto de la piedra, el de la alfombra y aquel en el que están inmersos ahora, el reto de las esposas.

Me costó un poco entender qué tenían que ver los retos con aquello que yo esperaba encontrarme, pero mis anfitrionas en seguida me sacaron de dudas: —Es una manera de que aprendamos a trabajar en equipo y a escucharnos—.

Me parece una estrategia genial, no podía ser de otro modo, una compañía así no puede funcionar si no forman un equipo unido. Pero además me pareció que esto de los retos contenía una gran carga simbólica que dota de significado la empresa que tienen entre manos:

- El trabajar por un reto en sí mismo.

- Que todo el equipo logre llegar de un punto a otro en un tiempo limitado.

- Que a pesar del barullo y las distracciones el que tiene “la piedra de la concentración” permanezca firme.

- Zafarse entre todos de unas esposas, liberarse, volar...

No sé, preguntaré a sus profes, porque en la parte de la más pura programación será en la única en que mis jóvenes interlocutoras no puedas ilustrarme...

Me acompañan, mientras organizan y dan instrucciones, a través de los distintos profesionales que están trabajando en sus respectivos ámbitos. Aprovechan los espacios del aula, los pasillos, el aula de música: Un aparentemente desordenado batiburrillo de grupos trabajando sin descanso. Visitamos a:

- Los escenógrafos: encargados de todo el decorado, de su diseño, elaboración... Mirad, por ejemplo, la maqueta que han elaborado con plastilina del Acto I. Realizan un trabajo muy duro y sostenido, han tenido que recibir el apoyo del resto de sus compañeros, cuando sus quehaceres se lo permitían y continuarán trabajando duro hasta el último minuto.





- Los electricistas, que me sorprendieron muchísimo. Menuda pericia en el montaje e instalación del equipo de iluminación. Me hablaron del atril, de la mesa de niveladores, los tipos de focos, la luz abierta, filtros de color... con la naturalidad del que lo ha hecho cotidiano. Disculpadme, chicos, si no soy capaz de trasladar de mejor manera vuestro trabajo, pero manejáis un lenguaje muy técnico para mi.



- Los encargados de vestuario y maquillaje, tienen catalogado y ordenado el vestuario por acto y por actor, pero no sólo eso, también han tenido que elaborar las autorizaciones que firman los padres de los actores indicando si sus hijos tienen o no alergias a los maquillajes y por tanto, si los pueden usar.


- Los guionistas: han realizado un trabajo sensacional. La elección del tema y el bosquejo del argumento ha sido un trabajo de equipo, según me comenta la regidora, pero la labor de sentarse a escribir ha sido toda suya y les ha quedo chulísimo.



- Los relaciones públicas estaban trabajando sobre la página Web que os indicaba. Son los que han creado el código QR y los que han hecho el trabajo de contacto hasta lograr tamaño escenario para su estreno en el Teatro Real. Se han encargado asimismo de diseñar y elaborar las entradas.



- Las actrices y actores me comentan que lo llevan regular, se lo saben todo de memoria, pero les queda ensayar. Menuda responsabilidad en sus espaldas: son la cara visible de todo este entramado. —No os preocupéis, chicos —. Les anima Pedro. —Tenéis un equipo que no os va a fallar, lo habéis visto, no os va a fallar, os toca a vosotros.



- Los compositores han creado las piezas musicales desde cero y están dedicando muchas horas a ensayar, corregir, repetir... Emplean muchos instrumentos diversos con soltura y naturalidad. A mi oído inexperto le suenan fenomenal, y me parecen obras originales y de gran belleza.



Me invitan a los ensayos: el ajetreo de todos los integrantes y el esbozo del resultado de su trabajo. Para mí pura magia. Es increíble todo lo que pueden llegar a conseguir cuándo se les da la oportunidad.

— ¡PREVENIDOS!— exclama la regidora.

Todo el mundo en sus puestos. El más absoluto silencio. La escena está lista para ser disfrutada.

El proceso también lo cuentan en su Web. Comenzaron, allá por Septiembre, definiéndose como compañía, buscando un logo y un nombre.

Simultáneamente iban pasando los retos, recordad: para aprender a trabajar el equipo y a comunicarse.

Recibieron la visita de especialistas en las distintas profesiones que les dieron formación y en base a esta eligieron tres profesiones que querían desempeñar en la ópera. Elaboraron un currículum vitae y se enfrentaron al proceso de selección que realizaron sus tres profes.

En esta selección se tuvo en cuenta sus preferencias, pero además su potencial. No se les elegiría por aquello que sabían hacer mejor, sino por esa faceta que les iba a suponer un mayor reto a desarrollar y en consecuencia aquello que les hará crecer más en sus ámbitos personal, social y académico. ¡Malditos profesores y sus objetivos educativos!

Y ya asignadas las profesiones comenzaron a trabajar. No os puedo hablar del resultado, está por ver. Pero recordad que lo importante es el proceso y ese es espectacular. Han experimentado, en el poco tiempo en el que he sido espectadora, una evolución exagerada. Es como si les hubieran puesto alas. 

Y es que efectivamente, creo que va de eso, les han dado un motivo por el que trabajar, un objetivo que les hace palpitar, un reto que les obliga a dar lo mejor de sí mismos, les han dado las herramientas y los medios para lograrlo y les han transmitido que, haciéndolo en equipo, pueden llegar hasta donde quieran.

Los profes los orientan, los guían, ofrecen estrategias, ideas, sugerencias, los empujan, son su trampolín. De repente introducen un material en el aula, una propuesta, pero está en la mano de los chicos el recogerla o no. El camino es suyo, y pueden recorrerlo como y por donde quieran. Les ayudan mucho a reflexionar, a que tomen conciencia de la meta que tienen y de lo que están haciendo para conseguirla. —Lo más difícil—, me decía Aurora, —es no dirigirlos, es dejarles hacer solos—. 

En su apretada agenda: cuatro horas semanales en exclusiva destinadas a LOVA, pero se añaden las que aprovechan de las instrumentales para abordar tareas que son de utilidad para todo el grupo y que permiten ir avanzando tarea. 

El potencial educativo de este proyecto, es infinito, tanto como infinitas son las maneras que tienen sus participantes de resolver los baches y escollos que se van encontrando, de dar respuesta al reto que se les ha propuesto.

El nivel de exigencia es muy elevado, pero en todas las direcciones: de profes a alumnos, de alumnos a profes y una enorme autoexigencia por parte de todos. Todos confían en todos y en sus capacidades. E insisto, contemplar la evolución del proceso ha sido precioso, y eso que yo he estado muy poco tiempo. Imaginaos cómo debe ser vivirlo para sus profesores. Así tienen esas caras de orgullo cuando contemplan los ensayos.




Me sabe mal decir que me han dejado estupefacta, pareciera que en un inicio no confiaba en que pudieran lograr un proyecto de tal envergadura: No te puede asombrar aquello que ya esperabas ver. Y sin embargo es lo contrario: han superado con creces mis expectativas. Por ellos, por todo el trabajo y esfuerzo, por las risas, por las lágrimas, por que habéis crecido un montón, quiero trasladar a la compañía “Mar de Colores” mi más sincera enhorabuena. ¡¡SOIS MUY GRANDES!!

Directora: Miriam

Regidora: Alma

Guionistas: Kawtar y Rubén

Actores: Olivia, Eva, Aitana , Gabi y Samuel

Compositores: Isabel, Nora y Arón

Escenógrafos: Mohamed, Yassir y Millán

Vestuario y maquillaje: Sara y Carlos

Relaciones públicas: Youmna, Badr y Juan Carlos

Electricistas: Darío y Enrique










miércoles, 16 de mayo de 2018

¿Cómo mejorar la comunicación entre personas adultas y adolescentes?



¿Porqué muchas veces es tan complicado para los adultos comunicarnos con los adolescentes? ¿Cómo podemos hacer para favorecer la comunicación? El sociólogo Javier Malagón, integrante del equipo de Actuaciones Educativas de Éxito del municipio, nos ofrece una charla para acercarnos a un tema de gran inquietud entre todos los que conformamos la comunidad educativa: ¿Cómo mejorar la comunicación entre personas adultas y adolescentes?

Estáis todos invitados

Será el día 31 de Mayo de 17 a 19 horas en el CEIP Mario Benedetti.

Con fin organizativo, por favor, confirmad asistencia en el mail ampabenedetti@gmail.com. Disponemos de acogida para mayores de 3 años, previa inscripción en el mismo correo indicando la edad del peque. Precio: Un euro por niño y hora.


Hasta pronto!

viernes, 11 de mayo de 2018

ÚLTIMA ENTREGA DEL MODELO DIALÓGICO DE PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE CONFLICTOS: EL CLUB DE VALIENTES



Los chicos que participaban en la asamblea de aula que os describía hace unos días pertenecen al club de valientes. Este club, aunque ha nacido hace poco, cuando el grupo ya es un equipo cohesionado, que funciona bien y que se ha sentido maduro para ello, comenzó a forjarse al inicio del curso, cuando la profe les preguntó — ¿qué cole queréis?—. 

Las reflexiones al respecto de esta pregunta han ido surgiendo a lo largo de los días, semanas, meses y en base a las mismas es desde donde han trabajado para ir configurando las cuestiones que han de regir la convivencia según las necesidades que ellos manifiestan y desde otras de sus grandes e históricas reivindicaciones: la de autonomía y la de independencia, con todo el grado de responsabilidad que esto implica. “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” decía Stan Lee en su primer cómic de Spiderman. 

Al club de los valientes puede pertenecer el que quiera, simplemente tiene que trabajar en la elaboración de las normas que lo rigen y comprometerse a cumplirlas y a hacerlas cumplir. Y lo hacen simbólicamente mediante su firma y explícitamente mediante sus actos. Aunque también pueden elegir no pertenecer. Es una decisión personal.

Y ojo al código de honor del club. Leedlo despacio y con calma. Es una pasada. Pero lo realmente importante es que, como en la asamblea de delegados, a estas normas han llegado ellos, son sus artífices. Y si a alguna no han logrado llegar, porque no se les ha planteado como necesidad, ya se habrá encargado su maestra de sacarlas a debate para su conquista. 

El que incumple los compromisos pactados, sale del club y es un cobarde. Pero no hay club de los cobardes. Él o ella están solos. 

Cuando consiga cambiar su actitud o sus comportamientos y si el resto del grupo lo considera adecuado, volverá. La persona no es puesta cuestión, lo son sus actitudes y comportamientos en relación a esas normas que han pactado. 

En al asamblea dialógica de aula, de hecho en su rutina diaria, las normas que ellos han construido están presentes físicamente en un lugar visible, como elemento de guía y autocorrección.

Cuentan además con un panel visual, en el que están incluidos todos, que les permite saber en qué punto están. Es una herramienta tangible de la que disponen, pero es una idea que van construyendo poco a poco y entre todos.

En esta herramienta se perciben varios objetivos clarísimos e interrelacionados:

- Previene la violencia.

- Es un elemento generador de autoestima muy grande.

- Genera sentido de la pertenencia al grupo. Pero no a cualquier grupo: a un grupo sano, comprometido y que además se une a través de lazos de compañerismo y amistad. ¿Sabéis que la amistad es un elemento de prevención de la violencia? Lo veíamos también en los padrinos y madrinas de lectura. Al amigo no se le hiere, al amigo no se le permite que haga cosas que vayan contra sí mismo o contra los demás, al amigo se le ayuda y se aprende con él.

- Crea unas relaciones grupales muy positivas, basadas, ellos mismos lo dicen, en el respeto, en el diálogo, en el apoyo al otro, en la solidaridad, en la sinceridad y por supuesto en la valentía.

- Y genera el sostenimiento de la disciplina y el orden. Por supuesto que sí, pero no de la disciplina y el orden que se estilaba en mi “quinta escolar”, sino de esa autodisciplina nacida del consenso de las normas.

Pero, y ¿qué es un valiente? Dice la RAE: “Dicho de una persona: Capaz de acometer una empresa arriesgada a pesar del peligro y el posible temor que suscita” Efectivamente, ya os conté que he visto muchos valientes en la asamblea, pero es que además tienen un recurso añadido que les ayuda a resolver conflictos y que es fenomenal para la prevención del acoso escolar: el escudo de amigos.

Cuando un miembro del club de los valientes presencia una agresión de cualquier tipo, tiene la obligación autoimpuesta de apoyar a la víctima formando un escudo frente al agresor. Aquí lo que se subraya es la importancia de no ser espectador pasivo de las injusticias. Un valiente no mira para otro lado, y siempre se pone del lado de la víctima. Ahí lo tenéis, en su código de honor: “Romper la ley del silencio”. 

Como me decía su profesora: —Es muy importante que hablen, que ninguno se calle—. Y claro, en mi cabeza automáticamente surgió la siguiente pregunta, pero entonces, ¿cómo encajan ellos la figura del “chivato”?. 

— El chivato es un héroe — me contestó ella. — Es aquel que ve la injusticia y la denuncia. 

La connotación negativa se la inventan los villanos para tratar de silenciarlos, pero como en este club no se tiene miedo de “acometer una empresa arriesgada a pesar del peligro y el posible temor que suscita”, los conflictos se solucionan con capa y antifaz, pues abundan los héroes y las heroínas. O más bien, con capa y sin antifaz, porque nuestros héroes no necesitan esconder su identidad.

Con esta manera de trabajar, por si fuera poco, están ejercitando una socialización en la no violencia. Rompen con el prototipo atractivo del “malote” y la “malota” y descubren que mediante modelos de resolución alternativos logran unas relaciones más sólidas y de mejor calidad. 

Prometí ser breve así que acabo, tened presente finalmente que estos elementos que os vengo describiendo aunque, por hacerlos menos pesados, los he separado nos son apartados estancos. Forman parte de un todo interrelacionado y dinámico. Es una urdimbre que conforma el mismo proceso.

Vienen inspirados por los principios del aprendizaje dialógico y busca el mismo fin: el óptimo desarrollo de los participantes en sus ámbito académico, personal y social empleando para ello estrategias que está científicamente demostrado que, aplicadas en cualquier contexto, incrementan los aprendizajes de todos los alumnos y alumnas y tienden a mejorar la convivencia en el centro educativo.

¡Hasta pronto!

miércoles, 9 de mayo de 2018

ASAMBLEAS DIALÓGICAS (CAPÍTULO II)


Teníamos pendiente una segunda entrega en la que me había comprometido a contaros qué actuaciones de mejora de la convivencia se da en las aulas del centro.
No os conté en el primer capítulo que los modos más clásicos de abordar la convivencia en los centros escolares hasta ahora eran:

- El modelo disciplinar: el de aplicación del reglamento de régimen interno ante el incumplimiento de una norma previamente establecida por la autoridad 
- Y el de mediación en el que los participantes no parten en pié de igualdad y el diálogo se ve constreñido por la intervención del mediador. 

Recordad que en el centro partimos del modelo dialógico de resolución de conflictos en el que los alumnos, a través del diálogo, son los artífices principales que autogestionan sus problemas y generan las soluciones. Hago este repaso para haceros ver que tradicionalmente esta manera de trabajar la convivencia no es la frecuente y a mí personalmente me ha sorprendido muy gratamente en cuanto a los resultados que ofrece. 

Os traigo el ejemplo de una asamblea dialógica de aula en un grupo de quinto. Muchísimas gracias al grupo por dejarme invadir, aun con vuestro permiso, un poquito de vuestra intimidad, me disteis una lección bellísima: un grupo de personas charlando ordenadamente, con voluntad de resolver, asumiendo responsabilidades, desde el encuentro con el otro, desde la empatía, con valentía y honradez, que no daba vueltas a problemas sino que buscaban soluciones. 

Demostraron tener unas habilidades de resolución de conflictos muy maduras, se enfrentan a las confrontaciones sin miedo, ni una mirada al suelo, se decían las cosas con respeto, mirándose a los ojos, sin buscar la aprobación de la profesora sino el diálogo con el compañero. Pusieron sobre la mesa sentimientos y situaciones vividas muy duras para ellos a las que están aprendiendo a hacer frente y surgieron un montón de cosas muy interesantes que tienen un trasfondo y una justificación profunda. Intentaré ser ordenada:

Las asambleas dialógicas se desarrollan una vez por semana. Los alumnos y alumnas, pero también el resto de la comunidad educativa que lo necesite, cuentan con un buzón para hacer llegar a la clase un hecho, una experiencia, un sentimiento positivo o negativo, que se quiere trasladar al grupo con el fin de darle un espacio en el aula para su debate o consideración.
El día que se celebra la asamblea, el alumno o alumna responsable lee el acta anterior y entre todos se aseguran de haber cumplido con los acuerdos asumidos en aquella sesión y se pasa a la lectura de las notas dejadas a lo largo de la semana.



En la sesión a la que yo asistí todas las notas estaban firmadas pero se pueden dejar de manera anónima.

El adulto, como en la asamblea dialógica de delegados, otorga el turno de palabra y si llegan a punto muerto reconduce los diálogos, pero de nuevo, los protagonistas son ellos. 

Era viernes a última hora y muchos grupos se encontraban en la misma labor. 

Lo sé porque me equivoqué de aula, me senté con todos mis bártulos entre el corro de chavales acomodados en el suelo que me hicieron un hueco, en el medio de una asamblea que no era aquella a la que me habían invitado. No deja de sorprenderme que ni a los profes ni a los chavales les extrañen ni les incomoden las presencias ajenas. 

Lo sé también porque mientras estábamos trabajando, sonaron unos tímidos golpes en la puerta y entró en el aula un chaval de segundo acompañado de otro compañero y de su maestra para pedir disculpas por un comportamiento inadecuado con alguno de los presentes, que había surgido a su vez en la asamblea de su propia clase y que quería resolver. Se le aceptaron las disculpas e incluso se le hizo algún comentario simpático para tratar de arrancarle la sonrisa. Menudo acto de valentía. 

No recuerdo quién me contaba, poniéndome este ejemplo de resolución de conflictos, que ante estos momentos algún peque manifestaba que prefería bajar a dirección que tener que ir a pedir disculpas, y sin embargo cobra muchísimo más valor este aprendizaje pues resulta una constatación directa del efecto que tienen las acciones propias sobre los demás y un duro ejercicio de responsabilidad.

No fue la única visita que recibió el grupo, también asistió a la asamblea María Jesús, en representación de los monitores de comedor, en relación a un problema que había surgido allí, para dar su visión del asunto y si efectivamente se habían cumplido los acuerdos alcanzados previamente. Antes de su visita, los chavales ya habían analizado la situación que se había dado y se habían comprometido a no repetir comportamientos inadecuados en aras de una mejor convivencia en el comedor por ellos y por las personas que allí trabajan. 

Esta interacción me pareció muy valiosa, no sé si habéis tenido ocasión de escuchar en casos de acoso escolar, como los momentos más sensibles, donde más riesgo hay de que se produzcan episodios de violencia es en las rutas escolares, en los recreos o en el comedor. Son momentos en que por su organización y funcionamiento pueden escabullirse al control adulto. Y sin embargo, esta estructura permite que este tipo de sucesos no se escape al grupo. Para ellos, también son contextos escolares y si en ellos se dan conflictos llegarán a la asamblea.

Tanto es así, y esta actuación es tan poderosa, que sale fuera de la institución escolar y trae el barrio y los problemas que los chavales tienen allí al aula. El respeto que se tienen entre ellos les acompaña a sus casas y en sus relaciones. 

Pero prometí ser ordenada, vuelvo a la asamblea:

Van sacando papeles con las reflexiones que quieren abordar. Si se traga de un conflicto, se da la palabra a las partes implicadas y a aquellos que fueron testigos o pueden aportar luz.

En esto, como en cualquier aprendizaje, se suele dar una paradoja, el que tiene habilidades sociales más desarrolladas, por el motivo que sea, emplea de manera correcta su inteligencia social y emocional... tienen mejores estrategias para resolver conflictos y las emplea y obtienen resultados positivos que le sirven de refuerzo para seguirlas empleando y así las ejercita más y mejor. En cambio, el que no tiene esas habilidades tan desarrolladas y emplea respuestas más viscerales, más emocionales, no obtiene frecuentemente resultados tan positivos, y al final “pierde la voz”, no encuentra ocasiones para hacer valer sus argumentos y por tanto la oportunidad de aprender a hacerlo. 

Sin embargo, en un contexto como el que os describo todos saben que tienen su espacio y su tiempo para poder plantear sus argumentos puesto que la fuerza no viene de la persona sino de la solidez de sus argumentos. Todos los que necesitan participar lo harán y serán escuchados en pie de igualdad, pues el diálogo que generan es compartido por todos con el fin de llegar al consenso, no por criterios impuestos por la fuerza sino por acuerdos dialogados. En palabras de Paulo Freire:

“El diálogo gana significado precisamente porque los sujetos dialógicos no solo conservan su identidad, sino que la defienden y así crecen uno con el otro. Por lo mismo, el diálogo no nivela, no reduce el uno al otro. Ni es favor que el uno haga al otro. Ni es táctica mañera, envolvente, que el uno usa para conducir al otro. Implica, por el contrario, un respeto fundamental de los sujetos involucrados en él que el autoritarismo rompe o impide que se constituya. Tal como la permisividad, de otro modo, pero igualmente perjudicial.” Freire, P. (2002). Pedagogía de la esperanza. Un reencuentro con la pedagogía del oprimido. 

Mirad qué curioso: precisamente con este mismo grupo acudo a tertulias literarias. Estamos leyendo “El Principito” y en una de las sesiones surgió el tema de la adulación y cómo algunas personas necesitan que constantemente se les esté alabando. Una alumna señala la relación que tiene esto con un personaje de la novela de Harry Potter, con Draco Malfoy, que siempre va escoltado por dos esbirros. Otro de los chavales comenta que esa relación la veía entre dos compañeros de la clase, cómo uno de ellos le “reía siempre las gracias al otro” y el otro necesitaba del primero para sentirse más fuerte. Añade una tercera compañera cómo este tipo de comportamientos en realidad no son de amistad. 

En su día este tipo de reflexiones y esta manera de plantear su manera de pensar, con respeto, pero sin miedo a exponer argumentos controvertidos me sorprendió muchísimo. Menudo valor tuvo aquel chaval para expresar una opinión en relación a un compañero cuando la respuesta podría haber sido, o generalmente en estos casos es, el rechazo.

Fijaros de nuevo en, y perdonadme el inciso, la fuerza que tienen las tertulias no sólo desde el punto de vista académico, sino desde el afectivo, el emocional, el trabajo en autoconocimiento personal, en empatía, en inteligencia social...

Tras presenciar la dinámica de la asamblea puedo entender cómo el funcionamiento de este grupo les permite comunicarse en ese grado de seguridad en el que no tienen miedo de manifestar lo que creen justo, siempre que acompañen sus intervenciones con los argumentos que las fundamenten, pues lo que se están discutiendo es la validez de los argumentos no de sus personas.

Salieron conflictos importantes para ellos, pero ocurrieron a los ojos del adulto situaciones de gran valor. Por ejemplo, surgió el caso de dos compañeras, traído a la asamblea a través de la nota de un tercero que vio a una de ellas llorando en el patio. Por lo que me contó su profe no es de su grupo próximo de amigos, pero al verla en aquella situación se sintió en la obligación de acercarse a interesarse por ella. La compañera le cuenta que se siente mal porque la otra implicada ha hablado mal de ella.

Planteado el problema se le da la palabra a esta persona, pero no para que se defienda, no para juzgar su comportamiento, sino para poderla dar lugar a explicarlo. Efectivamente resulta que en una interacción anterior había sido la otra compañera la que la había hecho sentirse mal a ella. Aunque en un momento dado los comportamientos no hayan sido adecuados, las dos logran entender el punto de vista y la motivación de la otra. Cuando se piden disculpas no lo hacen siguiendo las indicaciones del adulto o del mediador, se hace desde la empatía y aunque el sentimiento de ofensa perdure, es más fácil superarlo desde la compresión.

Surge en la asamblea la necesidad de la empatía y cómo cuando ésta aparece es más complicado que se den problemas. —¿Qué empatía hay en las guerras? — Reflexiona uno de los chavales. Se nota que es algo que trabajan mucho, que lo tienen muy presente. En general demuestran estar haciendo un trabajo de aprendizaje emocional arduo y sostenido. 

Hay un segundo conflicto similar en estructura al anterior, pero en este caso uno de los dos protagonistas a la hora de abordarlo se ve muy embargado por la emoción y rompe a llorar. Se respeta su emoción, se le da el tiempo que necesita para recuperarse, el compañero que está sentado a su lado tiene una mano en su espalda para confortarlo, el grupo entero le arropa y, ojo, en este caso él no es la parte ofendida, pero este no es un diálogo de buenos y malos, es un diálogo en el que todos se hacen responsables de sus actuaciones pero también de las de los demás. En este clima que respiran, no sólo en la asamblea, sino durante la jornada escolar completa y como os indicaba, más allá, se generan unas interrelaciones que ante el conflicto incluyen a toda la comunidad, no solo a la víctima y al verdugo. En cada conflicto que resuelven crecen como grupo. No hay vencedores y vencidos, salen de cada asamblea ganando todos.

Escuchando hablar a Paqui y siendo espectadora de las intervenciones de los chavales, me vino a la mente aquella frase de Platón “donde reina el amor, sobran las leyes” Y aquí veo una evidencia de su validez: el amor es es un elemento de cohesión grupal.

Uno de los compañeros quiso dar las gracias a su grupo porque el lunes no se encontraba bien de ánimo y no tenía ganas de trabajar y fue su equipo el que lo logró tirar de él. Qué bonito ¿verdad? ¿os hacéis cargo del nivel de cohesión que tiene este grupo? Previamente otro compañero había trasladado la enhorabuena “con la hache descolocada” a este mismo compañero por su generosidad y buena actitud con el resto.

La profe subraya como en un club de buenos amigos, cada vez pasa más esto, se llevan a la asamblea más cosas positivas y menos negativas y es que no en vano estos chicos han decidido pertenecer al “Club de valientes”. Próximamente y ya de manera muy breve (lo prometo) os cuento este club.

viernes, 4 de mayo de 2018

ASAMBLEAS DIALÓGICAS (CAPÍTULO I)


Llevo un tiempo sin traeros ninguna actuación educativa de éxito de las que se desarrollan en las aulas de nuestro colegio así que en esta ocasión os invito a conocer cómo gestionan la resolución de conflictos, pero me temo que vamos a tener que hacerlo en varias entregas, porque el asunto se las trae y merece la pena detenerse un poco.

Una de las señas peculiares del centro es la manera en que aborda los conflictos que se dan en el mismo. En el CEIP Mario Benedetti se emplea el modelo comunitario o dialógico de resolución de conflictos. Este modelo viene avalado por un respaldo científico, tanto pedagógico, como psicológico, como sociológico, que os invito a descubrir pero que se resume así, a grosso modo, y discúlpenme los versos en la materia por la simplificación, en una búsqueda de la prevención y tratamiento de los conflictos que involucra a toda la comunidad a través de un diálogo igualitario que incluye a todos los participantes e invita a la creación de soluciones constructivas y compartidas y desde un clima de colaboración y respeto.

Esta modelo es imprescindible si partimos de una concepción de la escuela como realmente inclusiva y más aún si los estudios científicos demuestran que a mayor incremento de la convivencia mayor es el aumento del aprendizaje. ¿Recordáis que ya vimos con anterioridad, en la entrada de grupos interactivos, cómo la solidaridad dispara el aprendizaje? Todo está interrelacionado.

La literatura científica también nos muestra evidencias de una serie de actuaciones que se trabajan desde el centro y mejoran la convivencia como son:

- Los grupos interactivos: puesto que en la medida en que en un grupo crecen y mejoran las interacciones, crece la cohesión del grupo y se generan mayores relaciones y de mejor calidad.

- Las tertulias dialógicas: porque el compartir y construir conocimiento colectivamente, desde el análisis de un texto, pero desde sus propias vivencias y experiencias, a través de ese diálogo igualitario, que implica e incluye a todos, inevitablemente también contribuye a un mejor clima.

- Las comisiones mixtas de convivencia, el consenso de normas y por supuesto, las asambleas dialógicas de resolución de conflictos.

He tenido oportunidad de asistir a este tipo de asambleas a dos niveles, por un lado está la Asamblea de Convivencia y por otro lado las Asambleas de clase.

Vamos por partes:

Aproximadamente cada mes, en función de las necesidades de funcionamiento del cole, se reúnen todos los representantes de cada clase en esta asamblea de convivencia donde dialogan sobre conflictos, desacuerdos o desavenencias que surgen en la dinámica diaria del centro.



En la asamblea a la que tuve ocasión de asistir, se debatía una nueva manera de reordenar el patio de primaria, pues los más pequeños, en aras de su seguridad, no podían disfrutar de las pistas de fútbol y en anteriores asambleas habían manifestado su disconformidad. Ante semejante testimonio de malestar surgió la necesidad de encontrar una solución. Habían solicitado a dirección que elaborara una sugerencia de reordenación, y en esta sesión se valoraría y se decidiría su puesta en práctica o no.

Pedro, en representación del equipo directivo, presentó la propuesta y se aseguró de que todos los presentes la entendían. Hasta ahí su papel, cumplida esa misión solo se limitó a dar la palabra, algún toque de atención o reconducir las intervenciones, pero el resto de la sesión fue de los chavales. En orden, con respeto, atendiendo y escuchando las opiniones de todos, dando ideas, ofreciendo soluciones.

Hubo que replantear la organización, según revindicó rauda y hábil la delegada de 3º, puesto que a la hora de diseñar los turnos de disfrute de la cancha de futbol, no se había tenido en cuenta el día en que iban a la piscina.

Los representantes de 1º y 2º preguntan por qué ellos solo podían hacer uso de las pistas un día. Con igual orden y respeto se les contesta que es la primera vez que se hace, que se va a probar, ver cómo resulta y en cualquier caso, siempre se puede volver a replantear.

La delegada de 6º comenta que a sus compañeros no les va a gustar la idea. Como están próximas las olimpiadas (esta reunión fue previa a las mismas) y los alumnos que compiten en fútbol están practicando, necesitan hacer mayor uso de las instalaciones. Se les sugiere que modifiquen el horario para que puedan practicar más tiempo aunque luego tendrán que “devolver” ese tiempo “prestado” a los compañeros tras las olimpiadas. La representante indica que la parece justo y que lo trasladará a su aula.

Impacta mucho ver a chicos y chicas de entre 6 y 12 años defendiendo sus ideas en pos de ese bien colectivo, con tanto aplomo, sin miedo, sin vergüenza, sin coacción, con madurez y compromiso, sopesando pros y contras, poniéndose en el lugar de sus compañeros y tomando decisiones serias y fundadas, que les atañen y les afectan.

Todo esto nace de este clima de diálogo, ese espacio generado para ello, en el que se les muestra que son capaces de decidir por sí mismos qué es lo mejor para ellos, que sus aportaciones son valiosas y mejoran su aula y su centro y que las cosas que no les gustan, cuando emplean la fuerza de los argumentos, se pueden cambiar. Ellos pueden transformar su realidad, pero no como lema o ideal sino como realidad, es parte de su aprendizaje.

Os adjunto a modo de ilustración, los acuerdos alcanzados en dos de las últimas asambleas. 





Daros cuenta del valor que tienen: podrían ser un listado de normas para el uso, disfrute y buena convivencia en el patio de cualquier colegio, pero no es eso. Es un listado de compromisos, es una serie de acuerdos que nadie les ha impuesto, han surgido de sus necesidades, en su día a día, en su convivencia. Son sus sugerencias para resolver sus problemas, son soluciones pactadas. Nadie tendrá que obligarles a cumplirlas, no hay castigos por incumplimiento. Ellos y ellas están legitimados para hacerlas cumplir y están obligados a su cumplimiento, por imperativo categórico, porque han nacido de su compromiso a través del diálogo.

Hay un segundo y muy importante nivel de prevención y resolución de conflictos que se desarrolla a nivel de clase: las asambleas dialógicas de aula, pero por no saturaros, eso será ¡en una segunda y próxima entrega!

¡Hasta entonces!