domingo, 12 de noviembre de 2017

Paseando por los grupos interactivos

Colegio Mario Benedetti en Rivas Vaciamadrid - 9 de Noviembre

Hoy es festivo en Madrid pero en nuestro cole hay una actividad efervescente. Estoy invitada a participar en un grupo interactivo en la clase de 5ºB pero como espía, para poder contaros en vivo y en directo cómo se vive.

Según vamos avanzando por el pasillo, despistadas, sin saber el aula al que tenemos que entrar, un alumno nos indica con ilusión que pasemos, que ese es el aula. Esperamos fuera mientras Paqui, la profesora, les da las últimas indicaciones. Asomo la cabeza por la puerta y veo seis grupos de atentos y ordenados escolares mirando hacia la pizarra y escuchando a la profe.
El chico que está más próximo a nosotros nos invita a sentarnos en su grupo. Paqui va colocando a los colaboradores hasta que solo queda uno para sentarse en el grupo de este chico, que lo celebra como una gran victoria (tras haberse lamentado por todos y cada uno de los colaboradores que no se sentaban en su mesa).
Por fin toca una campana y todos empiezan a trabajar. Me voy colando entre los grupos. Salvo algún despistadillo, continúan su trabajo ajenos a mi presencia.
- ¿Y si seguimos, Lucas?, ¿dormido va acentuada?
En todos los grupos, conversaciones en tono normal. El bullicio de la clase es grande, pero no es excesivo. Según van pasando los minutos, se van concentrando más en la tarea.
La profe se acerca a un grupo:
- ¿Habéis recordado las normas de acentuación?
- Síiiiiii. -Responden cuatro cabezas al unísono.
- Pues recordádmelas.
Durante décimas de segundo, carillas de susto, pero al momento, lluvia de ideas y repaso completo de todos las reglas.
- Y ahora cuéntamelas tú, pero en otro orden. -Le pide Paqui con cariño al peque que se había quedado más callado.
Éste las recita sin titubear y con una sonrisa.
Me cambio a otro grupo, este es de matemáticas. Continúo pareciendo invisible.
-¿9,75? ¿55? a ella le sale 8,05. Vamos a ver ¿dónde está la pizarra?.
En el centro del equipo, aparece una pizarrita blanca tipo velleda y sobre ella comienzan a dibujar el problema matemático que les han planteado y a hacer operaciones como locos. La calculadora para la colaboradora. Para corregir, ellos, desde luego, no la necesitan. Están calculando a la velocidad del rayo.
- ¿Os dais cuenta de que se repiten los sietes? ¿Quién me lo pinta? -Pregunta la colaboradora mientras cede la pizarra al compañero que parece más ajeno.
- Chssss, en la mesa no se escribe. -Le dice una alumna a otro compañero en un tono amistoso. Este no la escucha, pues está demasiado concentrado en explicarle al compañero de al lado un segundo método de multiplicar.
Por el rabillo del ojo, no pierden de vista el cronómetro que les marca el tiempo del ejercicio.
Toca un timbre. Rotan en dos circuitos de tres grupos. No entiendo muy bien el funcionamiento pero ellos, en perfecto orden, se colocan. Tras el tremendo esfuerzo mental que acaban de realizar, están frescos y lozanos, preparados para otro de igual calibre. Un niño se levanta rápidamente y le devuelve un boli a su compañero, retorna a su sitio y... ¡TIEMPO!
A Paqui, la vemos también paseando entre los grupos, cuaderno en mano. Tampoco a ella la hacen caso ni se distraen de su tarea cuando ella se acerca a alguno.
La actividad continua frenética.
- Me da 12,5. -Dice un compañero.
- Espera a todos, a ver si les da lo mismo. -Le contesta la voluntaria mientras ella misma está enfrascada en una operación que le va dictando otro niño.
- ¿Alguien me ayuda, please?
- ¿El método mitad-doble?
- ¿La mitad de 32?
- ¡21!
- ¿Seguro? -Les pregunta la colaboradora con curiosidad.
- Vale, 16.
- ¿Y la mitad de 16? -Trata de conducirles de nuevo la voluntaria.
- Nooooo, ahora hacemos el doble.
Todo es muy dinámico, no he visto ni he oído una falta de respeto o una palabra más alta que otra.
Tras la última rotación, llega el momento de la evaluación. Veo muchos dieces, nueves ochos y sietes.
- Me han propuesto en este grupo que cada semana ellos mismos elijan portavoz y secretario ¿Lo hacemos así? -Sugiere Paqui. Asentimiento general.
Se autoevalúan sobre unas plantillas con el fin de ver si han podido conseguir los logros que se proponían en determinadas áreas.
- A ver, en aprendizaje, ¿qué os habéis puesto?
- ¡Un 9!
- Entonces, ¿os ha faltado comprobar que todos saben la materia propuesta?
- ¡Sí!
- ¡Pues ese es el objetivo que tenemos que alcanzar con estos grupos! ¿Sabéis entonces que tenéis que mejorar la semana que viene?
- ¡Sí!
La pregunta se les realiza con interés real, no con carácter inquisitivo. No se les hace con reproche. Las respuestas también son sinceras.
Paqui me cuenta que este grupo no tiene experiencia en grupos interactivos. A lo largo de su escolaridad no han tenido oportunidad de hacerlos más que en un curso. Ella afirma que el ojo experimentado nota esta falta de entrenamiento en las interacciones que realizan entre ellos. Todavía son muy individualistas.
Yo sólo lo he notado cuando el tiempo apremiaba, en el momento en que estaba a punto de finalizar el cronómetro y no habían acabado la tarea y sentían la urgencia enraizada en sus costumbres y, en ese instante, sí tendían a tratar de acabar el ejercicio de manera individual, olvidándose del grupo. Pero en el resto... Os dejo fotos y algún video. Juzgad vosotros mismos. Lo que no me podréis negar es que nuestros protagonistas son geniales. Podréis ver cómo se relacionan y se explican las cosas desde un lenguaje que, a lo mejor, es más comprensible para ellos que el que les ofrece un adulto.
Trabajar en grupos interactivos también es un proceso de aprendizaje que mejora con la práctica y según vayan avanzando se producirá un incremento en dos variables que no estamos acostumbrados a ver conjugarse en la escuela tradicional y que conforman la magia de nuestro colegio. ¿Queréis saber a cuáles me refiero?
Paqui nos las desvela con los ojos llenos de ilusión y entusiasmo:
¡Solidaridad y aprendizaje!
Me han invitado a las tertulias literarias (bueno, cómo sabéis, todos estamos invitados a participar) y ¡vaya si iré! Pero esta vez no iré de reportera, iré también de protagonista porque estoy totalmente contagiada de su pasión y me apetece disfrutarlo.
Os invito a participar. Recordad que todo este proceso se logra y se mantiene gracias a los colaboradores que altruista y voluntariamente trabajamos y participamos de este regalo.
Gracias a todos vosotros por vuestra ayuda, a los colaboradores, a nuestros pequeños genios, a los profes que manejan el timón y a los que coordinan el trabajo de todos. También a los que estáis por venir... Estamos esperando con los brazos abiertos para que seáis miembros de nuestra gran familia.

¡Hasta pronto!























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