La presión aplicada en un punto de un líquido contenido en un recipiente se transmite con el mismo valor a cada una de sus partes. Principio de Pascal.
Si llegados a este punto estoy próxima a perder lectores os diré que el viernes pasado nos enseñaron a los alumnos de 5º y a mí, cómo aplicar este principio para fabricar un cascanueces. Y quizá la curiosidad os anime a continuar leyendo.
Cuando vemos los principios físicos aplicados a la vida cotidiana, o al menos a situaciones tangibles y reales, la ciencia no parece tan complicada.
Llegué un poco tarde pero cuando entré por la puerta de la biblioteca me encontré a estas tres personas forcejeando.
Pero es que ¡mirad!, ¡la cosa se estaba poniendo más interesante!
Nos explican que aquí interviene la presión atmosférica pues mientras hay aire entre las ventosas la presión exterior y la interior se compensan y se pueden separar, pero que en el momento en que hacemos el vacío entre ellas, no hay presión interior que compense la atmosférica y por ese motivo es imposible para nuestros forzudos separarlas.
Nos construyeron con jeringuillas la prueba de que los líquidos no se pueden comprimir pero los gases sí. Es probable que a mí me tocara aprenderlo en primaria y segurísimo que lo olvidé. Os puedo confirmar que esta vez ya no se me olvida.
Nos explicaron cómo la presión atmosférica y el aire lograban hacer levitar una pelotita de corcho, cuál es el fundamento físico que hace volar las alas de un avión y efectivamente en ambos casos, lo comprobamos con nuestros ojos.
Nos enseñaron a fabricar CO2 y verificamos que la combustión sin oxígeno no es posible. Nos enseñaron la decantación para separar mezclas, de hecho, casi pudimos ver el CO2 pasando de un recipiente a otro (alguna alumna literalmente lo vió y recibió una vehemente felicitación por su gran imaginación).
No es magia, es ciencia, pero lo parece y si no me creéis observad la cara de asombro de muchos de nuestros chavales.
Guardaron para el final el experimento que más nos impactó a todos: ¡una silla de clavos! al estilo de las camas de los faquires. Todos tuvimos oportunidad de probarla y de demostrar en nuestras carnes que efectivamente presión = fuerza / superficie:
El peso se distribuye sobre la superficie de los clavos de manera que la presión sobre cada uno de los clavos es menor. Las leyes de Newton así explicadas son más simples ¿o no?
Todavía les queda reflexión y trabajo posterior al hilo de estos experimentos, pero tienen un gran camino ganado.
Gracias Jesús y Agustín, por permitirnos acercarnos a la ciencia, gracias por ser nuestros geniales científicos locos. Os esperamos con los brazos abiertos.
¡Hasta pronto!
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